viernes, 16 de noviembre de 2012

Sentimientos que no se van de casa.





Llego a la puerta y no se si quiero entrar,o si puedo.
No encuentro la llave,no encuentro la luz,no me encuentro a mí misma..


Abro la puerta y camino hasta el salón,dejando caer mis zapatos al suelo. Encontrándose con mis lágrimas que no quieren cesar.
Y yo solo puedo preguntar,con mi último hilo de voz; ¿Dónde estás? ¿Dónde estamos? ¿Por que nos hemos hecho esto?

Dímelo,como quieras pero dímelo.

Grítalo,cuéntaselo al viento y reza para que me llegue.
Te he escrito tantas veces sin mandar nada en el sobre,sin más sello que mis labios manchados de ese carmín que tanto te gusta.

¿Sabes? He dejado de mentirme,porque dicen que la mentira y el olvido son completamente incompatibles. Pero casi lo prefería.
Este dolor está arrasando como un tsunami. Este dolor está absorbiendo todo lo que tengo. ¿Por que dejas que eso pase? ¿Por qué nosotros?

Aunque ahora que lo pienso,el dolor es proporcional al amor que nos tuvimos. A las miradas que no supe apreciar,a los dolores de cabeza por los que no me disculpé.


A cada beso en el que escondíamos la más pura de las pasiones.


Caigo de rodillas desprendiéndome de todo lo que no tiene que ver contigo.
Cierro los ojos para verte,para sentir tus manos una vez más,antes de que se desvanezcan los recuerdos.
Creo que alguien me levanta,pero ya me da igual..

Hay algo que me hace sentir mejor,que me reconforta de la más extraña de las maneras.
Sé que estás aquí.
Puedo verte en cada lágrima,en cada escalofrío y en cada pinchazo.

Las mariposas murieron,la magia se la llevó el fuego,y mi corazón..mi corazón siente tantas cosas que está asustado.
Casi tanto como lo estoy yo. Quizá más.

Ahora entiendo porque siempre decías que era una pequeñina,aunque ese momento fue el único en el que me sentí verdaderamente grande.

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