martes, 4 de septiembre de 2012

Gotas con olor a vida.



El agua se colaba por el desagüe como si tuviera prisa,sin embargo las gotas resbalaban por mi cuerpo como si nunca quisieran caer.

Conozco esa sensación.

Verte de puntillas al borde del precipicio y saber que tú eres la única con la fuerza suficiente para dar un paso atrás y volver a estar segura. No querer caer,porque sabes que si no luchas, el golpe será tremendo.

Ya lo sé,ya lo sé.. es más sencillo dejarse caer y cerrar los ojos con fuerza a la hora del impacto,pero ¿es ese el sentido de la vida? ¿es esa la razón por la que estamos aquí?

Señor mío, permítame que lo dude.

Puede que más de uno no concuerde conmigo,y otros muchos crean que es la manera correcta de ver la vida. 
La cuestión es que no estoy aquí para esperar que un pringado se acerque en un caballo blanco a salvarme de las garras del desamor.

Venga ya,eso es una gilipollez.


Si me caigo,me levanto yo solita.
Hace ya tiempo que las princesas no necesitamos que un mamarracho con complejo de Jesucristo nos venda la moto y nos encandile.

Asi que apaga la luz,y enciende las velas. 
Disfruta del baño,princesa.



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